EUROPA
PRESS
6 mayo
2018
Las
nueces modifican el microbioma intestinal y mejoran
la salud
Las dietas ricas en frutos secos, sobre
todo aquellas en las que se introducen las nueces, han demostrado tener un
papel beneficioso para la salud del corazón y, de algún modo, reducir el riesgo
del cáncer colorrectal. Esto podría ser debido, según un nuevo estudio de la
Universidad de Illinois (EEUU), a cómo las nueces afectan al microbioma intestinal presentes en el tracto
gastrointestinal.
Las nueces son uno de los alimentos que contienen más fibra
dietética. En general, las frutas, verduras, granos integrales, frutos secos y
legumbres son fuentes importantes de fibra dietética. Desde hace tiempo,
distintos grupos de investigación, están tratando de descubrir cómo afectan en
el microbioma y la salud.
La principal conclusión de estos estudios señala que comer
una gran variedad de estos alimentos ayuda a promover una microbiota
intestinal diversa, y a su vez ayuda a mantener la salud. Se ha observado que
la fibra dietética actúa como fuente de alimento para la microbiota
intestinal, ayudando a las bacterias a hacer su trabajo: descomponer alimentos
complejos, proporcionarnos nutrientes o ayudarnos a sentirnos satisfechos, por
ejemplo.
Sin embargo, este nuevo trabajo, publicado en 'The Journal of Nutrition', muestra que consumir nueces no solo impactó la microbiota intestinal y los ácidos biliares secundarios
derivados de microbios, sino que también redujo los niveles de colesterol LDL
en los adultos que participaron en el estudio; lo que supone una buena noticia
para la salud cardiovascular, metabólica y gastrointestinal.
"Descubrimos que cuando consumes nueces aumenta los
microbios que producen butirato, un metabolito beneficioso para la salud del
colon. Por lo tanto, la interacción de nueces con el microbioma
está ayudando a producir algunos de esos efectos sobre la salud", ha
señalado Hannah Holscher,
profesora asistente de ciencias de la alimentación y nutrición humana, y autora
principal del estudio.
"Se trata de llegar a la 'caja negra' que son todos los
microbios en nuestro tracto gastrointestinal para ver cómo se interconectan con
los alimentos que comemos y que tienen efectos secundarios en la salud. Se
supone que algunos de esos efectos sobre la salud están relacionados con los
metabolitos que producen las bacterias", ha añadido.
El estudio ha sido controlado, en 18 adultos sanos, hombres
y mujeres, quienes consumieron dietas que incluían 0 gramos de nueces o 42
gramos (alrededor de una tercera taza o una palma llena de nueces) durante
períodos de dos o tres semanas. Se recogieron muestras fecales y de sangre al
comienzo y al final de cada período para evaluar los resultados secundarios del
estudio, incluidos los efectos del consumo de nueces sobre la microbiota fecal y los ácidos biliares y los marcadores
metabólicos de la salud.
En aquellos que consumían nueces resultó que tenían en una
mayor abundancia relativa de tres bacterias de interés: 'Faecalibacterium',
'Roseburia' y 'Clostridium'.
"Los microbios que aumentaron en abundancia relativa en
este estudio son de uno de los grupos de microbios de 'Clostridium',
y hay un mayor interés en ellos porque tienen la capacidad de producir
butirato", ha señalado Holscher, quien ha
lamentado que en este estudio no se haya medido el butirato, por lo que no se
sabe aún si estos microbios aumentaron el butirato.
Además, ha añadido, "existe un gran interés en 'Faecalibacterium' porque también se ha demostrado en
animales para reducir la inflamación. Los animales con cantidades más altas
también tienen una mejor sensibilidad a la insulina. También existe un interés
creciente en 'Faecalibacterium' como una bacteria probiótica potencial, por lo que estamos tratando de hacer
un seguimiento de los alimentos que ayudan a este microbioma".
Los hallazgos también muestran que con el consumo de nueces
ha producido una reducción en los ácidos biliares secundarios, en comparación
con el grupo control. "Se ha demostrado que los ácidos biliares
secundarios son más altos en individuos con tasas más altas de cáncer
colorrectal", ha advertido Holscher, quien añade
que "si podemos reducir los ácidos biliares secundarios en el intestino,
también puede ayudar a la salud humana".
La investigación previa, que provocó el desarrollo de esta
investigación, mostró que la cantidad de energía (calorías) derivada de las
nueces después de comerlas es menor de lo que se pensaba anteriormente.
"Cuando se hacen cálculos para determinar cuánta
energía obtendríamos comiendo nueces, no se alineó con la energía que se
absorbió. En realidad solo se absorbe alrededor del 80 por ciento de la energía
de nueces que dicen las etiquetas. Eso significa que los microbios tienen
acceso a ese 20 por ciento adicional de calorías y las grasas y fibra que
quedan en ellas, y entonces ¿qué sucede?, ¿produce un resultado de salud
positivo o negativo?", ha continuado.
En realidad, el estudio proporciona resultados iniciales que
sugieren que las interacciones de los microbios con los componentes de nuez no
digeridos están produciendo resultados positivos. No obstante, ha concluido la
investigadora, aún se necesitan más investigación para ver metabolitos
microbianos adicionales y cómo estos están influyendo en los resultados de
salud.